segunda-feira, 18 de maio de 2015

CZESLAW MILOSZ - EL DÍA DEL FIN DEL MUNDO

El día del fin del mundo
una abeja vuela sobre una capuchina,
el pescador remienda una red brillante,
en el mar saltan alegres delfines,
jóvenes gorriones se agarran a un canalón
y la serpiente tiene una piel dorada.

El día del fin del mundo
las mujeres van por el campo con parasoles,
un borracho se duerme en la hierba,
los vendedores de verduras gritan en la calle,
y una barca con una vela amarilla llega a una isla,
el sonido de un violín dura en el aire
y abre una noche estrellada.

Y los que esperaban rayos y truenos
están decepcionados.
Y los que esperaban signos y trompetas de arcángeles
no creen que se esté cumpliendo.
Mientras el sol y la luna estén allá arriba,
mientras el abejorro visite la rosa,
mientras los niños nazcan rosados,
nadie creerá que ya se está cumpliendo.

Sólo un viejito canoso que podría ser un profeta,
pero que no es profeta alguno porque tiene otras ocupaciones,
dirá mientras vaya atando las tomateras:
No habrá otro fin del mundo,
no habrá otro fin del mundo.

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